martes, 25 de diciembre de 2007

En Escena

Espejo con luces

    Hoy era el gran día. La expectación, los nervios, la impaciencia…todos aquellos sentimientos que pasaban fugazmente y de manera intermitente por mi cabeza se combinaban en mí a medida que me preparaba para el espectáculo de esta noche. Repasar cada detalle del número en mi mente para evitar cualquier error mientras retocaba mi maquillaje ya impecable y revisaba mi vestuario perfectamente ensamblado se convirtió como de costumbre en el ritual a seguir antes de pisar el escenario. A momentos sentía que hoy era como cualquier día de trabajo en la feria, pero a veces el aire de anticipación que se respiraba en el parque al mismo tiempo que la gente se aglomeraba en las gradas de la pista principal con ese murmullo incesante que retumbaba en mis oídos hacía más obvio que era una ocasión especial y regresaba a mí esa angustia porque todo saliera bien. Estoy consciente de que ese perfeccionismo mío más que ayudar estorba en estos eventos pero realmente no hay mucho que pueda hacer al respecto, siempre he sido así.

    Pensando en todo y nada conforme tomaba mi posición detrás del escenario para salir junto con mis compañeros al encuentro de las luces, crecía esa intriga por saber qué era lo que no iba a salir como estaba planeado, siempre sucede, y uno espera estar preparado para cualquier contingencia y responder al instante sin que el público lo note. Lo más gracioso de todo es que la mayoría de las veces lo que mejor sale es justo la parte más difícil del número mientras que la parte que damos por sentado es la que causa más problemas…no importa, si no había quedado para este momento no había quedado y punto pues no hay más oportunidad de ensayar, el espectáculo estaba por comenzar. A medida que se desarrollaba el espectáculo hubo, como en todos los eventos de este tipo, varios errores por parte de la mayoría de los artistas…que aún obvios para los que habíamos estado presentes en los ensayos eran imperceptibles para los espectadores que seguían fascinados con el show. Todos los que formábamos parte del espectáculo nos equivocamos de una u otra manera, pero afortunadamente también nos ayudamos unos a otros para que los nervios no nos ganaran y pudiéramos arreglar esas imperfecciones…aunque ya en escena más bien se convierten en improvisaciones y de hecho llegamos a salirnos un poco de lo establecido en los planes para maquillar nuestras fallas. Lo importante fue que el público disfrutó mucho de nuestra actuación y la feria tuvo un éxito sin precedentes…no hubo artista que se quedara sin algún cumplido por parte de algún visitante emocionado por lo que vio y esos halagos nunca sobran.

    Ya terminado el espectáculo era indescriptible el sentimiento generalizado entre mis compañeros y yo…estábamos felices porque toda la presión se había ido por fin además de que no podíamos parar de reír de las equivocaciones cometidas y de todo lo que conllevaban, como las caras de pánico o de auxilio…fue muy divertido. Sabíamos que pudo haber salido mejor, pero estábamos satisfechos con el trabajo que habíamos hecho…después de todo era la primera vez que compartíamos escenario todos y nos gustó saber que no sólo es realizable sino impresionante. Sin duda estaríamos mejor preparados para el show de clausura de la temporada pues ya sabíamos qué esperar y esa angustia porque todo saliera bien iba desapareciendo a conciencia de que si algo no marchaba como estaba establecido los demás artistas no dudarían en hacer algo al respecto por salvar el número y salir del paso. Fue un increíble sentimiento de seguridad, compañía y pertenencia el que me invadió ya culminada la jornada.

    Después de cambiarme de ropa y lavar mi cara, me dirigí al Laberinto de Cristal como siempre. Esta vez no había nada más en mi mente más que ese sentimiento de satisfacción por un proyecto cumplido y sonreí a lo largo de todo el recorrido. Al final, me detuve frente al espejo enmarcado en luces al que llegué a evitar por su parecido al que tengo en casa y que es frente al cual me alisto para trabajar cada día…sólo que hoy el escenario no me causaba conflicto, al contrario, mis compañeros me habían hecho sentir en casa y eso no lo experimentaba muy a menudo…o mejor dicho no me dejaba envolver por su pasión a su trabajo por mis propias inseguridades.

    Hoy, a diferencia de la mayoría de mis días aquí en la feria no dudaba de si este era el mejor empleo que pudiese haber encontrado, estaba segura de que lo era y hasta construí un futuro potencial en base a lo que sentía esta noche. No podía creer cómo el simple hecho de formar parte de este espectáculo me regalaba una identidad de la que había renegado tanto tiempo y por fin me alegraba el tener la suerte de formar parte del staff del parque. La feria no era más un refugio, era mi forma de vida y me encanta saber que existe gente que comparte esta entrega, amor y compromiso por el arte.

In Memoriam Faris (1986-2007), gran percusionista y compañera. Gracias por hacer del escenario un lugar tan emocionante, te extrañaré mucho hasta que pueda volver a tocar contigo…así me humilles con tu talento como siempre. ¡Te quiero!”.

2 comentarios:

  1. Güenas madrugadas, hace días no me quedaba hasta esta hora pa leer luego luego el possssstito.
    Amazing.
    Los escenarios son maravillosos, son un espacio predilecto para no solo ver sino tambien ser el show. No es como el backstage, es.. en fin, la acción, el momento, se ven las cosas muy distintas. El público siempre ve solo el espectáculo.
    Ben por el estreno de los nuevos números, nervios y demás.
    Además me gusta que la feria ya sea tu hogar, aunque a veces un hogar se convierte algo peligroso, deja de ser algo nuevo, ojalá la casa siempre fuera un shelter, para buscar solo la seguridad, pero me temo que a veces encontrando esa seguridad vienen nuevos miedos derivados del sitio en el que nos encontramos
    =)

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  2. Que bien se siente la compañía y el apoyo de los amigos y compañeros con los que terminamos compartiendo el día a día de nuestras vidas, muchas veces no solemos apreciar lo que vivimos y hacemos y si, renegamos de ello, creo que para muchos en algún momento llega la aceptación y el disfrute del mismo y creo firmemente que siempre hay alguien, ya sea uno o varios que te hacen verlo, y lo logran de mil maneras que creo no es necesario platicar.

    Muy bien! Como siempre me gustó mucho.

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