sábado, 24 de noviembre de 2007

Lihuén

Gato negro con símbolos esotéricos
    En la extensa pausa a razón de buscar en mi mente una respuesta coherente a tan profunda interrogante expuesta, decido repasar de manera fugaz la acogedora habitación que nos ofrece un refugio del bullicio habitual de la tarde…y es que tantos artefactos incomprensibles despiertan mi curiosidad. Sobre la repisa a mi derecha, un mazo de cartas con dibujos tan extraños, una caja de madera con velas de todos los colores del arcoiris, algunas semillas, una bola de cristal y hasta un par de piedras de río; en las paredes, cartelones con símbolos para mí indescifrables, cortinas de tela vaporosa que nos aíslan del mundo exterior, un calendario y cuadros hechos con pétalos de flores secas; el ambiente impregnado del aroma a jazmín y el humo del incienso quemándose en una diminuta charola plateada junto a la puerta…y sobre la mesa, dos tazas de café. - “¿Es difícil decirlo, cierto?...¿Realmente el “tenerlo todo” nos hace felices?”, pronunció en medio de un suspiro mi querida amiga Lihuén, la adivina de la feria, mientras escondía su largo y rizado cabello bajo un pañuelo color vino. - “¿Qué significa “tenerlo todo” para ti?”, le respondí intrigada. - “Lo que ves a tu alrededor”, dijo señalándome con su palma abierta el contorno del cuarto, “…yo trabajé incansablemente por conseguir la vida que llevo ahora. Quería un lugar donde vivir y ya tengo una casa hermosa, ansiaba tener el calor de una pareja y no podría estar más enamorada en este momento, quería la cercanía de un amigo y ahora cuento con el apoyo de toda la feria, quería tener los medios para pagar los lujos que siempre admiraba en otras personas y ahora el dinero no me falta…todo lo que siempre quise lo he alcanzado, pero no me siento del todo feliz…como si algo faltara y no tengo idea de cómo llenar ese vacío”. Al terminar de decir estas palabras tapó con sus manos sus ojos verde olivo para después frotar su frente en un gesto de frustración. Tomó la taza frente a ella y se quedó contemplando en silencio el asiento del café que había dentro. - “¿Qué es lo que ves?”, le pregunté. - “Antes, las oportunidades que se me iban a presentar y cómo aprovecharlas; ahora, sólo un rostro traicionado por el hastío reflejado en la porcelana de la taza”, respondió sin cambiar la mirada de lugar. Puse mi mano sobre la de ella y sin siquiera terminar de tomar aliento para pronunciar una palabra un cliente ávido de saber su fortuna tocó a su puerta. Con la promesa de regresar a terminar esa plática al día siguiente salí del lugar para dejarla trabajar.

    Como todas las noches al terminar mi espectáculo caminé hacia el Laberinto de Cristal, ahora con la pregunta que me hizo Lihuén en mi cabeza. “¿Realmente el “tenerlo todo” nos hace felices?”…no sé qué contestar, yo no lo “tengo todo”. Recorrí el laberinto en su totalidad casi sin prestar atención al sendero pensando en esa pregunta hasta que al fin me detuve frente al espejo más hermoso de la atracción, un espejo artesanal con un marco de madera tallado a mano. Mientras admiraba el majestuoso trabajo del artista que hizo tal obra reflexionaba en todo lo que tendría que hacer para tener un espejo de tal precio…o el talento que debía poseer para hacerlo yo misma…y me di cuenta de que eso sería una motivación. Tal vez el “tenerlo todo” nos prive de la emoción de tener algo a qué aspirar, ya no habría nada por qué luchar, no habría nada qué ganar ni una razón para levantarse en las mañanas. ¿Y si lo que Lihuén no ha visto es que puede tener y hacer muchas cosas más aparte de las que se había propuesto? A mi parecer si un camino se cierra hay que buscar otro hasta que encontremos aquél en el cual nos sintamos a gusto y nos mantenga en movimiento…y puede ser que el que estábamos recorriendo resulte no ser el que mejor se adaptaba a nosotros.

2 comentarios:

  1. Mi queridisima fénix:
    Excelente!!!... Lo adoré...
    Interesantes observaciones e interrogantes en esta historia...
    "Tenerlo todo", "ser feliz", las motivaciones del día a día...
    Y ¿qué pasa con Lihuén?, ¿será a caso que está confundida con los deseos que se nos implantan a cada uno de nososotros cuando somos pequeños?...
    Ella sin duda debería dar una vuelta por el laberinto, me pregunto ¿qué le mostrarían los espejos? ó ¿qué podría ver ella?...

    ResponderBorrar
  2. Complicado tema, en verdad tener lo que queremos nos hace feliz? en mi caso tener lo que queria si me hizo feliz, el problema viene despues cuando "algo" sucede y pierdes algo de lo que tenías, Ouch no?

    Aunque creo que la vida es sabia y siempre te da "algo" mas para que continues adelante.

    Beshos

    ResponderBorrar

¡Gracias por visitar el Laberinto Cristalino! Déjame tu mensaje - Fénix.